EL PENSAMIENTO NOS HARA LIBRES

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lunes, julio 10, 2006

Las mismas que dijeron que Michelle debía ser la Presidenta de Chile.

LAS ENCUESTAS TRAIDORAS

“Yo no gobierno con las encuestas”… ¡Qué paradójicas resultan las palabras de Michelle Bachelet! Si ella está donde está fue gracias a las propias encuestas, que la posicionaron como la más firme candidata para ser Presidenta.

Estas mismas encuestas provocaron que Soledad Alvear declinara su opción en las primarias de la Concertación. Los mismos sondeos anticiparon la segunda vuelta presidencial, cuando Bachelet tuvo una importante baja y debió reestructurar su comando.

Es cierto que estos instrumentos para medir la temperatura en la opinión pública no son exactos y pueden presentar errores, sobre todo en un país que no es sincero para expresar lo que piensa. Sin embargo, la Concertación ha validado estos instrumentos permanentemente, quedando claramente develado en la elección de la candidata.

Una vez escuche a un periodista definir como la “catraca” cuando se produce una cadena de desaciertos.

Los primeros meses de Gobierno de Bachelet han sido la “catraca”, siendo su máxima expresión el mal manejo de la crisis estudiantil. Y si no hubiese sido por la desmedida ambición de los líderes estudiantiles más radicales, que alargaron indebidamente este conflicto, el costo para la primera autoridad hubiese sido mayor.

El alza de la bencina, que afecta mayoritariamente a la clase media, tampoco pudo ser administrada por el Gobierno. Una cierta flexibilidad en el impuesto específico habría sido un bálsamo, sin embargo ganó la tozudez, cuyo único logro fue conseguir subir la inflación y, por ende, la UF y las deudas que la mayoría de los chilenos tenemos, aparte de la locomoción.

También no existe una explicación clara y convincente respecto en qué se invertirán los mayores ingresos por la subida del precio del cobre, que superó largamente sus niveles históricos.

El manejo de las Relaciones Exteriores también ha sido desacertado. Los ejemplos claros son las pésimas negociaciones por el gas argentino, donde el país hermano se da el lujo de hacer lo que quiere con Chile, y nuestro voto para escoger un integrante al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha transformado en un dolor de cabeza por las presiones de Venezuela y Estados Unidos.

Finalmente, el tema de la seguridad ciudadana complica al Gobierno, que todavía no entiende que la preocupación de la gente es combatir al “lanza”, a ese delincuente que roba carteras, celulares, bicicletas, billeteras, el que asalta a dueñas de casa, estudiantes, jubilados. La sensación de inseguridad está mayoritariamente instalada en las personas que, con grandes esfuerzos, compraron algo y que luego se lo roban. Detener a los grandes asaltantes, lo que en si es meritorio, no resuelve esta otra delincuencia que actúa impunemente en las calles.

La “catraca” suma y sigue. También están los problemas de vivienda con las casas “Chubi” y las casitas de muñecas en la Sexta Región.

Es cierto, para beneficio de Bachelet, que muchos problemas vienen de su predecesor, que se apuró en hacer inauguraciones, cuando algunas cosas no estaban terminadas o, que por ese misma ansiedad, fueron mal hechas. Al respecto, Lagos está “piolita”.

En este “post” dejaremos pendiente la incertidumbre empresarial, que tampoco ve una carta de navegación clara de parte de la gobernante.

NECESIDAD DE CAMBIOS

Menos mal que las próximas elecciones son el 2008, cuando se escojan Alcaldes y Concejales, porque existe todavía tiempo para enmendar rumbo antes de que la ciudadanía le pase una abultada cuenta a la Concertación.

La gran damnificada es Soledad Alvear, por cuanto corre riesgo su opción para el 2009 y porque ahora tampoco es tiempo para lanzar candidaturas presidenciales para la Concertación.

El único que puede estar sobándose las manos es José Miguel Insulza, quien, para algunos, era el candidato natural a la presidencia. Sin embargo, su “amigo” Lagos no le dio la bendición.

Resulta obvio que Michelle Bachelet debe introducir cambios profundos en su Gobierno. Y aunque no le guste, las encuestas se lo están gritando, implorando.

La Presidenta tendrá que recurrir y confiar en políticos más avezados e influyentes en cargos ministeriales, especialmente en las áreas más sensibles del Gobierno, para contener las demandas de los diferentes sectores del país. Además, diseñar una estrategia comunicacional que le permita recuperar la confianza de la ciudadanía y eso abarca también al empresariado, que al parecer añora a su predecesor.

Deberá olvidarse aquello de que “nadie se repetirá el mismo plato”, sobre todo si una formula en el pasado resultó exitosa. Ya no es tiempo de experimentos.

Ella prometió un nuevo liderazgo, pero necesita afianzarlo, abordando los temas que exigen una definición clara. El carisma y la simpatía no son suficientes para subir en los sondeos de opinión. Necesita instalar urgentemente un “sueño país”, sino la situación se le escapará de sus manos con las consecuencias nefastas que ello implicará para el futuro electoral de la Concertación.

A su favor tiene aún que la Alianza tampoco ha logrado sacar dividendos de los errores de su mandato.

Pareciera ser que el problema radica: ¿Michelle Bachelet estará dispuesta a introducir los cambios que se requieren en su Gobierno? Da la impresión que no, pues su personalidad refleja que es una mujer convencida de que lo está haciendo bien. Esperemos que eso pueda cambiar.